Hormonas locas

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Descripcion

Leona se muda a la casa tres cuartos desnuda. Sus instintos a veces le juegan trucos y si su calor son cosas del pasado, a veces se sienten fuertes ráfagas de deseo que hacen poco para calmarse sin participar en una sesión de masturbación frenética. Al arrojarse sobre su cama, siente la necesidad de moler las puntas de sus pezones que pican como mil hormigas y cuanto más cosquillas y masa, más alta es la ranura que requiere su cuidado. Luego se quita las bragas y desliza sus dedos en su cueva en busca de su clítoris. Alterna entre los abrazos de su ranura de apertura y la perla de su entrepierna. Pero nada sucede, siempre siente que este vacío se llena como un yonqui que no puede alimentar su adicción. Luego usó un pequeño juguete que compró en una tienda de sexo, de lejos la mejor compra desde que perdió a su esposo. Leona luego alivia la picazón agonizante por la introducción de engranaje ficticio profundamente en su ranura. Al buscar en su vagina mientras se adentra en sus recuerdos, está buscando más emoción y encuentra el agujero en su silenciador y empuja el juguete y mantiene un dedo allí mientras hunde el juguete en su cueva. A fuerza de manejo, finalmente alcanza el nivel deseado y luego la meseta donde no volverá una vez que se llene con sus propios toques.

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